CIRCUNSTANCIALMENTE, FLORES
2008-2009
Es un lugar común en el arte recurrir al tema floral como metáfora o alegoría de los estados emocionales del ser humano, cuando no como recurso simbólico del paso del tiempo. Difícil resulta no asociar una bella flor con el esplendor de la juventud; o la marchitez con la senectud, cuando no con la tristeza. Comprobar como irremediablemente un bello ramo de flores palidece lentamente es un buen ejemplo de la nostalgia.
A pesar de no ser un tema, las flores, en cualquiera de sus posibilidades como motivo pictórico, que haya suscitado mi atención, las circunstancias vividas me llevaron a ellas como el lugar común que son, para transferir en ellas la desolación y tristeza por aquellos bellos momentos de la vida que creía, incautamente, serían para siempre. Es cuando todo a tu alrededor decae, que no ves solo flores que se marchitan. Como aquellas gerberas que palidecían en un sucio frasco de cristal y que un día, tras dar cuenta de ellas, sientes que has de plasmar en un lienzo con toda la grandeza y solemnidad posible. Y a medida que vas transfiriendo esa marchitez al lienzo, la nostalgia lentamente se torna en melancolía, porque comprendes que habrán nuevos momentos por vivir, y de esa marchitez brota de nuevo la esperanza en forma de una bella flor. Orteguianamente, son mis circunstancias.